Argentina, 22 de enero de 2007

El centinela, así llamado por los lugareños, a primera vista es una montaña yerma, pero una vez en sus valles descubres rincones llenos de curiosidades; enormes campos de penitentes, extensos pedregales, inestables taludes de derrubios, y otras formas caprichosas únicas en el mundo. Aquí tienes mi última crónica desde esas latitudes.

 

 

Tras una espectacular escalada, Juan Diego Amador ha logrado ascender a la cumbre más alta de América, el Aconcagua (6.962m.) y suma cinco cumbres dentro del Proyecto "7 Cimas para 7 Islas", con el que pretende ascender a la cumbre más alta de cada continente.

Cinco días le han bastado a Juan Diego Amador y a su compañero de cordada, el navarro Ricardo Valencia para coronar el Aconcagua. A pesar de que el grupo estaba formado por seis alpinistas, sólo ellos dos lograron la cumbre, pues los fuertes vientos, superiores a 50 kilímetros por hora y las malas condiciones de la nieve, mermaron fuerzas al resto del grupo.

Juan Diego sabía que el Aconcagua no sería una montaña fácil, pues otros compañeros de las Islas la habían intentado en los últimos años sin éxito. Las estadísticas hablan de que tan sólo el 20 % de los alpinistas logran ver el mundo desde lo más alto de América. Además, el alpinista lagunero no quería fallar, pues hasta ahora ha logrado ascender a todas las cumbres del proyecto al primer intento.

Para ello, tras unos meses de duro entrenamiento, antes de dirigirse al Aconcagua visití las montañas más altas de Ecuador, donde realizó la aclimatación.  En el caso del Chimborazo (6.310m.), realizó la ascensión en poco más de tres horas, uno de los mejores tiempos registrados, lo que evidencií que se encontraba en un inmejorable estado físico para realizar una ascensión al Aconcagua a estilo alpino, es decir, siempre ascendiendo sin bajar al campo base.

Juan Diego Amador manifestaba antes de salir de Tenerife que en todo momento evitaría ascender por la ruta normal: "Intentaré llegar a la cumbre del Aconcagua por una ruta poco transitada, pues tanto en el Everest, Vinson, Carstenz como Elbrus, mis ascensiones han sido las primeras cumbres para Canarias; en el caso del Aconcagua, que ya cuenta con ascensiones de nuestros alpinistas, mi reto es hacer una ruta sin repeticiones canarias".

El domingo día 14 de enero, Raquel Pérez, Willy Babier, Imanol Zubillaga, Ricardo valencia, Juanito Oiarzabal y Juan Diego Amador salían de Mendoza rumbo al Valle de las Vacas, con la intención de, tras un par de jornadas de aproximaciín, llegar a Plaza Argentina (4.200m.). Durante el trayecto, Juanito Oiarzabal decidió retirarse aquejado de fuertes dolores en los pies, afectados por las duras condiciones de ascensión en las montañas de Ecuador. El resto del grupo llegaba al campamento base de Plaza Argentina el día 16 de enero con unas condiciones de viento y nieve que les retuvo durante varios días a la espera de una mejoría.

Al campo base llegaban noticias de que durante los cinco días que durí el temporal no se realizaron ascensiones, pues la montaña había quedado cubierta de nieve y por encima de 6.000 metros soplaban vientos superiores a 60 kilímetros por hora. El día 19 de enero el viento disminuyí y el grupo decidió ascender por la cara oeste del Aconcagua hasta la base del Glaciar de los Polacos, para reconocer el terreno y decidir la ruta y la estrategia para coronar. 

Las intensas nevadas y los fuertes vientos habían convertido el Glaciar de los Polacos en una especie de merengue cubierto por grandes placas de hielo que desaconsejaba ascender por él. aún así, el grupo intentí escalar los primeros largos, pero la nieve estaba muy inestable y a poco que cogieron altura, pequeños aludes les aconsejaron cambiar de ruta.

Tras una travesía de varias horas, Raquel Pérez, Willy Babier e Imanol Zubillaga deciden darse la vuelta, pues las duras condiciones de la nieve, que obligí al grupo ha abrir huella, mermaron sus fuerzas. A las 10:00 horas Juan Diego Amador y Ricardo valencia deciden continuar solos hacia la cumbre por la ruta denominada "Falsos Polacos", que recorre la cara oeste de la montaña para unirse a la ruta normal en la denominada canaleta, a escasos 200 metros de la cumbre.

Finalmente, tras cinco horas de ascensión, a las 14:00 horas, los dos alpinistas logran divisar la mítica cruz que corona la cumbre más alta de América. Tras una fatigosa y dura jornada, Juan Diego Amador lograba despegar, una vez más, la bandera de Canarias sobre una de las montañas más altas del planeta.

Al cierre de esta ediciín logramos contactar con el alpinista lagunero, quien manifestaba: "estoy muy contento de haber logrado la cumbre del Aconcagua en unas condiciones tan extremas de frío y viento al primer intento y en tan pocos días, aunque me quedo con la pena de haberla compartido con el resto de compañeros ". 

 

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